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miércoles, 17 de julio de 2013

La Luz de un nuevo día...

Era un día gris, la mañana recién daba sus primeros rayos de sol, me hallaba en la recámara del hotel, había pasado toda la noche en vela, pensando y repasando cada parte del plan, recordando los días en que mi vida era paz y tranquilidad, pero este día en especial iba a ser diferente a todos, desde la muerte de mi esposa había jurado venganza y hoy por fin había llegado la oportunidad.
Le había seguido la pista al asesino, por tres largos años, había estudiado todos sus movimientos, la forma como cazaba a las personas, su horario de alimento, el tiempo en que descansaba o se ocultaba del sol, el tiempo que pasaba en cada pueblo pero hoy lejos de mi tierra, me encuentro en el pueblo de la Santísima Trinidad ubicado en Costa Rica, una aldea fundada por los españoles a orillas del mar Caribe, cuyo recurso principal es la producción de cacao dulce granulado.
Allí me encontraba contando las horas, intentando traducir todos mis pensamientos que vertían de miedo mis sueños y agonizaba en lamentos de voces apagadas.
En mi delirio y mi sed de venganza podía ver que todo mi ser y mi alma habían cambiado de cierto modo, él había destrozado todo lo que yo quería en esta vida, ya nada importaba, aún me acosaba el recuerdo de esa noche. 
Regrese tarde del trabajo, había pasado comprando un ramo de flores y una botella de vino, ella me esperaba con una deliciosa cena de aniversario, velas rojas, luz tenue, música de fondo de un viejo tocadiscos, la noche cálida y húmeda. 
Pocos minutos después de haber terminado nuestra cena sonó el viejo teléfono de la casa, en la estación de policía se había escapado un reo y era mi deber como comisario presentarme lo más pronto posible, el fugado reo era el mismo con el que hoy iba a encontrarme. Por mi mente paso el momento que no permití que fuera quemado en la hoguera por las personas del pueblo. Yo sabía lo que él era, el monstruo que había encerrado, era un chupa sangre como lo llamaban las personas. Habíamos matado a casi a todo el clan de chupa sangres exceptuando a él para obtener información necesaria sobre su especie. Un error abruptamente fatal. 
El oficial de turno llego hasta donde estábamos organizando los grupos de búsqueda, su rostro demostraba preocupación, “tiene una llamada” me dijo, corrí hacia el teléfono y lo único que pude escuchar fue el llanto de mi esposa y su última frase de despedida “te amaré por siempre” desde ese momento y hasta el día de hoy esa frase me despierta por las noches cuando en sueños la veo con su sonrisa, acariciándome la mejía tratando de decirme algo.
Hoy, 4 de la tarde marcan las campanas de la iglesia, tomo un respiro fuerte, tomo mi maleta y reviso cada ítem, una estaca con punta de plata, mi viejo revolver y una botella de vino “Chateau Mouton – Rothschild de 1945” que había adquirido hace un tiempo atrás y que era de la mejor cosecha de ese año.
Tenía que esperar el ocaso, me dirigí hacia el cementerio donde se encontraba su guarida y justo antes de que la tarde le diera el paso a la noche me encontraba frente a la entrada de su catacumba, los latidos de mi corazón iban a mil, mi cuerpo empezaba a sudar frío, y cierto temor se apoderaba de todo mi cuerpo, la noche estaba templada con una luna blanca y serena, la bruma empezaba a cubrir el desolado cementerio.
Tome un buen trago de la botella de vino, encomendé una última oración y me encamine hacia mi encuentro. 
Al entrar a la oscura morada mi enemigo me estaba esperando sentado sobre su ataúd, mi corazón sufrió el primer infarto, lo vi a los ojos, su rostro era más joven desde la última vez que nos vimos, “hola oficial” me dijo. “sabía que iba a encontrarme con usted uno de estos días”. Apreté mis labios con tanta rabia, con el revolver en mi mano derecha y en la otra la estaca, me miro y dijo “sabe que su arma y su estaca no me harán efecto alguno, así que ha venido a buscar su propia muerte” empuñe la estaca con fuerzas, mi vista se empezó a nublar y sentí que partí de mi cuerpo se estaba inmovilizando, levante el revólver y le acerté dos disparos, escuche su risa a lo lejos y vi como preparaba sus colmillos para fulminarme.
Se lanzó hacia a mí, y clavo sus dientes en mi garganta, (“en mi aventura despiadada y cacería de chupa sangres había investigado en otros de su especie que murieron en mis manos que al momento de chupar la sangre de una persona, extraían no solo la sangre si no también los recuerdos”), sentí miles de alfileres, en su mente fluían los recuerdos de mi niñez en la granja de mis padres, mi graduación en la academia de policía, mi casamiento, la cena de aniversario, mi cuerpo en extrema aflicción al encontrar el cuerpo de mi amada sin vida sobre la mesa del comedor, cada pueblo que pase en busca de información y el ultimo recuerdo: una habitación de un hotel, revisando una maleta, sacando una botella de vino y agregándole un sobre que tenía la inscripción de CIANURO sustancia química potencialmente letal que actúa como tóxico bloqueando el sistema central del proceso de respiración, la persona muere bajo dolorosos espasmos y convulsiones, se despegó de mi garganta y chilló un horrible grito… 

Pase día tras día esperando este momento…

En el fondo de la noche, el guardián del cementerio encuentra dos cuerpos y tal como le fue recomendado y pagada una gran cantidad de dinero un día antes, toma los dos cuerpos y los incinera a la mitad de la noche.

Fin.

SoLdemedianoXe.